lunes, 29 de marzo de 2010

Desde hace un siglo.


La tuberculosis es una enfermedad que sigue muy vigente en el siglo XXI, y España, en contra de lo que muchos creen, se situa en los primeros lugares del ranking de tasas de incidencia. Las condiciones de pobreza, los movimientos migratorios o la coinfección por el virus del sida, son un buen caldo de cultivo para el bacilo 'Mycobacterium tuberculosis'. Pero en realidad, cualquier persona puede infectarse sin llegar a saber nunca dónde se contagió.

Los pacientes son contagiosos desde el momento en que enferman hasta el diagnóstico. Una vez detectada la enfermedad, lo importante es iniciar pronto el tratamiento con antibióticos y permanecer aislado durante las primeras semanas, que es cuando el bacilo se puede transmitir por el aire a otras personas. Pasado este "periodo de ventana" los pacientes pueden seguir llevando una vida normal pero sin dejar de tomar de forma muy estricta el tratamiento durante unos seis meses.

Los profesionales sanitarios debemos educar y concienciar a estos pacientes sobre la importancia del cumplimiento terapeútico y las medidas de aislamiento para evitar contagiar al resto de comunidad. El incumplimiento terapeútico es la principal causa de recaída. Pasada esta dura prueba, si en cinco años la enfermedad no ha rebrotado, podrán decir que están sanos.

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