viernes, 16 de abril de 2010

Malas noticias.


La comunicación de malas noticias es una práctica inherente al ejercicio de los profesionales sanitarios y muchos tenemos que afrontar esta situación miles de veces a lo largo de nuestra carrera profesional.

El paciente tiene derecho a ser informado y a conocer la información que le permita tomar decisiones, organizar sus asuntos y que los suyos le acompañen y compartan su dolor. Pero también tiene derecho a no recibir información y a decidir cuanta información quiere.

La mala noticia debe matizarse, pero dando esperanza al paciente cuando verdaderamente la hay. Hasta el último instante se debe tener esperanza de que las cosas pueden mejorar, esperando lo mejor y estando preparados para lo peor comunicando las noticias, pero con esperanza.

Algunos profesionales sanitarios menosprecian el dolor que produce una mala noticia. Otros, tienen miedo a causar dolor, al dolor empático, a sentirse culpable, al error legal, al error desconocido o a expresar emociones.

Por ello, resulta necesario el diseño de protocolos específicos en la comunicación de malas noticias, ya que puede ser de gran utilidad para el profesional para ayudarle a saber qué, cómo, cuándo y de qué manera debe dar la información en cada caso concreto. De este modo, al comunicar la mala noticia, se debe dar a entender que ha llegado el momento de hablar de ello, siendo claros y concisos, utilizando el vocabulario del paciente y siguiendo su ritmo de comprensión. Puede aprenderse a dar malas noticias, de la misma manera que puede aprenderse a empatizar a escuchar o a explicar.

Porque una vez qe se da una mala noticia, hay que estar y no abandonar.

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