viernes, 23 de abril de 2010

La fórmula perfecta.

Si bien la milenaria técnica de la meditación parece estar más vinculada a lo espiritual, se recomienda cada vez más como la fórmula para tratar males físicos y mejorar la salud, ya que ayuda a reducir el estrés, la ansiedad, la ira, la depresión o las adicciones.

Meditar es como un tipo de no-acción que nos ayuda a descubrir y conocer la naturaleza de la mente. Esto implica el desarrollo de ciertas habilidades que van a permitir la autoexploración. Los meditadores son expertos de sus propias mentes, conocen su territorio mental porque lo exploraron, pueden manejar el flujo de pensamiento, cortar un ciclo de pensamientos negativos, decidir qué pensamientos lo habitarán, qué pesamientos cultivarán y cómo limpiarla de pensamientos tóxicos.

La meditación genera estados mentales armónicos y saludables que se extienden a las emociones y al cuerpo. Otorga claridad mental, mejora la concentración y la salud en general. Surge cuando estamos relajados, centrados y al mismo tiempo conectados con todo lo que nos rodea. Con la práctica aprendemos a utilizarla para modificar estados emocionales alterados. Aprendemos a llegar a ese estado de paz interior cuando queremos, y eso nos permite cambiar la óptica de la vida, manejar situaciones desde otro lugar.

Somos mente, emoción y cuerpo interactuando de forma constante. La mente controla a las otras dos partes que habitualmente son espejos de lo que pensamos y de nuestro estado mental. Por ese motivo se adjudica cada vez más a causas emocionales el origen de los problemas físicos.

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