lunes, 28 de junio de 2010

Desconectar.


En un par de días, muchas personas comenzarán sus vacaciones aunque algunas tendrán que rebajar sus aspiraciones por la crisis.

Parece que el cerebro también se cansa cuando lleva mucho tiempo funcionando a pleno rendimiento, las neuronas empiezan a chirriar y echar chispas. Si uno se para a pensar, se nota irritable e impaciente. Advierte pequeños olvidos, afloran síntomas de intolerancia con las limitaciones propias y ajenas. A poco que uno se descuide, se deja llevar por el mal humor y le invade el pesimismo.

De cuando en cuando, el cerebro necesita que le pasen una esponja, desactivar unos circuitos sobrecalentados y poner en funcionamiento otros. Cortar con el día a día habitual para dedicarnos a leer libros, contemplar el paisaje, navegar, charlar con la familia, subir y bajar montañas...

Ha llegado la hora de desconectar, nuestra salud nos lo agradecerá.

¡Felices vacaciones!

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