domingo, 29 de noviembre de 2009

Pedaleo seguro.


La mayoría de pacientes que acuden al servicio de urgencias tras haber sufrido una caída en bicicleta, presentan lesiones principalmente en manos y brazos, clavícula, abrasiones y los temibles traumatismos craneoencefálicos. Accidentes provocados bien por la impericia de unos o la imprudencia de otros... La protección sobre la bicicleta es fundamental para minimizar al máximo las lesiones. Debemos ir equipados con material de protección, destacando el uso de un casco homologado, ropa de color brillante que facilite que los automovilistas nos vean y guantes para mejorar la comodidad de conducción y evitar abrasiones en manos. En cuanto a la conducción, desde siempre, las ciudades en España han estado concebidas para circular a pie o en automóvil, las bicicletas son recientes y un cambio de cultura y mentalidad en cuanto a su integración, no es fácil. Carecemos de tradición y de pocas vías habilitadas para su uso, que justifican la distancia con respecto a otros países de Europa.

El modelo de desarrolo sostenible que se pretende aplicar a través de las numerosas reivindicaciones de las plataformas a favor del uso de la bicicleta y carril bici, está bien, pero surge la duda de si estas vías segregadas son del todo seguras o no. Tal y como se están diseñando, el ciclista corre peligro. Aperturas de puertas de coches, transeúntes que lo invaden, lidiar con perros, falta de una adecuada señalización..., dan falsas sensaciones de seguridad. Se trata de construir vías lo menos segregadas posibles para interactuar con el tráfico, ya que de lo contrario se disminuye la atención del automovilista a la presencia del ciclista en la calzada.

La convivencia de los ciclistas con los vehículos motorizados, no sólo es posible sino deseable.

1 comentario:

  1. La convivencia entre las bicicletas y el resto de vehículos es el único camino a la larga, junto con la relajación del tráfico. La mentalidad del conductor ha cambiado en los últimos años y ya suele haber más respeto por la bicicleta, tanto en carretera como en ciudad.

    La iluminación y las prendas reflectantes siempre ayudan a evitar situaciones de riesgo o a ganar algún tiempo adicional para reaccionar, tanto al ciclista como a los peatones y automovilistas que comparten las vías.

    El casco y los guantes no sirven de mucho en caso de choque en carretera con un automóvil, pero minimizan las consecuencias de cualquier otro accidente. Yo sin alguno de ellos siento que me falta algo. Una caída tonta a baja velocidad puede quedarse en una anécdota si llevamos guantes y casco; sin ellos hay más probabilidades de que las consecuencias sean graves.

    A veces me sorprende la escasa conciencia del riesgo que demuestran algunos ciclistas, por ejemplo moviéndose de noche en la ciudad sin ropa reflectante, luces ni casco. Un simple golpe contra una farola a una velocidad aparentemente tan baja como 10 km/h puede partirnos la cara literalmente.

    La seguridad activa, conducir la bicicleta de forma consciente, prudente, precavida y anticipando los peligros potenciales, es tan importante como la seguridad pasiva.

    Pero a pesar de todo la bicicleta es muchísimo más segura de lo que la gente que no la usa cree. El motivo es que el ciclista percibe el entorno directamente, no va encerrado en una campana aislante de cristal, por lo que puede anticipar las situaciones; y puede maniobrar más rapidamente que otros vehículos ante cualquier imprevisto.

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