viernes, 14 de enero de 2011

De toda la vida.


Desde abril de 2009 que se acabó la prórroga de la directiva europea, los tradicionales termómetros de mercurio de toda la vida han dejado de venderse y de fabricarse en toda la Unión Europea (UE). Una medida que se enmarcó dentro de la estrategia de la UE para erradicar el uso industrial de este metal cuyos efectos nocivos potenciales sobre la salud y el medioambiente son ampliamente conocidos.

Desde entonces, los intrumentos de medición que contienen este elemento tóxico (termómetros, esfignomanómetros), han ido desapereciendo de los hospitales y sólo se han indultado a los aparatos con una antiguedad mayor de 50 años, al entender que se trata de bienes culturales.

Los ciudadanos que los tengan en casa pueden seguir udándolos, aunque la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda que no se tiren a la basura cuando quieran deshacerse de ellos, sino que los lleven a un punto limpio de recogida de residuos especiales y ser extremadamente cuidadosos en caso de rotura.

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