viernes, 3 de septiembre de 2010

La gran desconocida.


Hay lugares recónditos de nuestro país donde muchas y muchos colegas desempeñan un trabajo altamente profesional y de entrega social en unas condiciones geográficas que muchas veces ponen en peligro incluso su vida.

La enfermería rural poco a poco se ha ido haciendo un hueco, pero a pesar de ello existen grandes dificultades con las que se enfrenta a diario. La soledad, ya que están solos ante el peligro, por lo tanto tienen que tomar decisiones que en otros ambientes serían impensables. La gran responsabilidad que se tiene ante la población a la que se conoce de toda la vida y ellos al profesional sanitario, por lo que esperan que responda ante ellos. Y la poca sensibilidad de los gestores ante la idiosincrasia del mundo rural. Las gerencias disparan andanadas que serían muy lógicas en el ambiente urbano, pero que se estrellan contra el muro de la realidad rural.

A diferencia de la imagen que se tiene de ella, la enfermería rural se desempeña en un entorno de carencias y precariedad, pero a pesar de estas circunstancias, el trato cercano y personalizado y el cariño de los ciudadanos a los que se sirve hacen que este colectivo esté encantado con su profesión.

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