martes, 7 de junio de 2011

La salud está en juego.


Enfermedades como el sarampión o la rubeola, casi erradicadas en el cambio de siglo, hoy vuelven a causar grandes brotes comunitarios en Europa.

La negativa de padres que se niegan a vacunar a sus hijos porque secundan estilos de vida naturalistas y rechazan los productos farmaceúticos como gesto de militancia, es el origen del aumento de la incidencia de estas enfermedades. A pesar de que los grandes brotes acaban siempre en hospitalizaciones y fallecimiento en algunos casos, para los grupos antivacunas, las vacunas hacen enfermar y causan síntomas más graves que las enfermedades que se intentan prevenir.

Detrás de toda esta polémica la salud de un niño está en juego...

No hay comentarios:

Publicar un comentario