viernes, 10 de diciembre de 2010

Éxito adulterado.


La práctica del deporte debe ser un medio de mejorar la salud del ciudadano y la superación física del individuo por métodos naturales. El recurso a sustancias cuya finalidad es aumentar artificialmente el rendimiento humano representa una adulteración de la práctica deportiva.

La proliferación de los casos de utilización de métodos de dopaje ha ensombrecido la imagen del deporte. Una explicación posible se encuentra en la aceptación, por las sociedades occidentales, de cierta cultura de la droga y del consumo de sustancias tóxicas como medio para mejorar el rendimiento individual en diferentes ámbitos.

No es de extrañar que esta permisividad afecte también a las esferas deportivas debido a la necesidad de rentabilizar las enormes inversiones de los patrocinadores, la excesiva comercialización del deporte, la proliferación de competiciones deportivas, la utilización del deporte en el marco de la propaganda política..., toda esta presión empuja a los deportistas a prácticas contrarias a la ética deportiva.

El éxito de un deportista se saborea a base de entrenamiento y constancia, y siempre que sus condiciones físicas se lo permitan.

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