martes, 7 de diciembre de 2010

Asignaturas pendientes.


La vida interna de los hospitales tiene algunas asignaturas pendientes que añaden inseguridad y malestar a sus pacientes. Intimidad, descanso e información son conceptos poco presentes en la estancia de un enfermo, aunque la mayoría de centros sanitarios intenta, poco a poco, corregir rutinas y solucionar la falta de espacio que acaban dañando a estas personas a las que intentamos curar.

La intimidad se ve vulnerada en el momento de ingresar con un camisón abierto por detrás. O totalmente pisoteada cuando le acercan a un paciente una botella o cuña para usarla en una cama tras un biombo en el pasillo por el que transitan todo tipo de uniformes y familiares.

Las noches son un momento complicado. Los pacientes no entienden que la última dosis de medicación sea a las doce o siempre haya que tomar algo a las tantas de la noche. La toma de temperatura sea a las 6 de la mañana y no a las 9..., por lo que el resto del día se lo pasan durmiendo.

La información es otro punto no resuleto. Desde la cama del hospital el enfermo pierde todo el control. No tiene manera de saber cómo va a ser su día y cual es el programa previsto, lo que le produce una gran angustia.

El problema nace de una organización industrial de los hospitales, llena de rutinas, al margen de la comodidad de los pacientes.

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