jueves, 3 de marzo de 2011

Adaptarse a los nuevos tiempos.


La Guía Michelin ha dejado de ser el tesoro de los paladares más pudientes para convertirse en la guía para sibaritas con bolsillos medios, ampliando su oferta de calidad pero más accesible.

La cúpula de la cocina de calidad se mantiene casi inalterable, pero en los puestos bajos se adivina un futuro prometedor. La guía ha apostado por nuevos cocineros que lucirán felices su primera estrella. Se invierte más en la calidad de la carta y menos en la decoración del local. Mejores platos en un ambiente menos refinado y a un precio más aceptable.

La guía ha decidido adaptarse a los nuevos tiempos, algo que no ha gustado a muchos puristas de la cocina.

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