miércoles, 24 de octubre de 2012

El cuento ha cambiado.

 
Hace un par de años, era muy habitual que los pacientes llegaran al servicio de urgencias en cualquier momento, incluso a mitad de la jornada laboral, con una dolencia para después pedir la baja laboral en el trabajo. Ahora, el panorama es totalmente distinto, el paciente aguanta con la dolencia y cuando termina su jornada laboral acude a urgencias. Ante la prescripción de reposo, es el propio paciente el que se niega a cogerse la baja y demanda un tratamiento adecuado para poder seguir trabajando.
El cuento ha cambiado y ya no "es una lata el tener que trabajar...".

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