Cuando una mujer llega a un centro sanitario con un daño físico producido por su pareja, podemos deducir que está inmersa en una relación donde ha sufrido durante tiempo violencia psicológica. El éxito de los profesionales sanitarios no sólo se debe medir en función de si se trataron de forma adecuada las lesiones físicas de la víctima, sino en razón a la idoneidad con la que se valoró la situación, y se le asesoró e informó sobre sus derechos y los recursos disponibles a su alcance. Se trata de un problema multidimensional y sólo será efectivo si se trabaja en coordinación con otros profesionales.
La polarización de este problema casi exclusivamente hacia el sexo femenino resulta demasiado simplista y limitado, al quedar en ocasiones excluídos los niños y sobre todo los ancianos, quienes son los grandes olvidados.
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