Diversos estudios realizados en los últimos años sobre la relación del ser humano con la naturaleza y la importancia de ésta para nuestra salud, demuestran que los entornos verdes favorecen el bienestar psicológico, con mejora de la atención y concentración, una reducción de la irritabilidad y el bienestar físico. En las últimas décadas se ha ido incrementando la conciencia de nuestra relación con el medioambiente, así como las constataciones sobre los efectos del entorno natural en nuestra propia naturaleza.
Nuestro bienestar depende de la naturaleza debido a la evolución de nuestros ancestros en este entorno. Gracias a ello, en dichos entornos nos sentimos más cómodos, más relajados, como si estuviésemos en casa.
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