Ahora, en un momento que toca apretarse el cinturón, con una sanidad pública que padece de déficit crónico y una deuda de más de 12.000 millones de euros, el copago sanitario resucita para algunos como una posible medida a aplicar.
Un sistema que ya ha sido implantado en muchos países de la UE. Desde la cantidad fija por consulta, algo que ya funciona en Portugal; a un dinero que se adelanta y luego se reembolsa, como ya se hace en Francia. Y en Suecia, se paga incluso por día de hospitalización.
Una medida que tiene sus riesgos ya que puede privar del uso de la sanidad a muchos que la necesitan y que cuando finalmente terminaran acudiendo, la patología que sufren sería mucho más difícil de tratar y costosa, por lo que su rentabilidad está en duda.
Pero ahora bien, el ahorro que podría suponer que se reduzcan las visitas a urgencias por este mecanismo moderador, aportaría eficiencia al sistema.