Para muchas personas, leer las palabras "efectos secundarios" en un prospecto es sinónimo de alarma ya que asocian el término con peligro lo que les hace dudar entre rechazar o no un tratamiento.
Se sugestionan de tal forma que cualquier síntoma lo asocian a la letra pequeña que leyeron en el prospecto del fármaco que han empezado a tomar. Es una información que debe acompañar a toda medicación, pero ello no significa que esos efectos van a aparecer obligatoriamente al tomar el fármaco.
Nadie les informa sobre esos posibles efectos que ocasionalmente pueden aparecer y el problema surge cuando el paciente descubre esos efectos al leer el prospecto.
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