Cada vez es más habitual que los pacientes que padecen de enfermedades crónicas, acudan a urgencias con las cifras de la tensión arterial y la glucemia capilar alteradas debido a que su pensión no les permite comprarse las medicinas con el consecuente riesgo para su salud. Es un riesgo que el usuario asume porque tiene otras prioridades y ya no almacenan medicamentos en su casa como antes.
Esta es la consecuencia del efecto copago. Si los enfermos crónicos dejan de comprarse su fármacos, esto generará más ingresos hospitalarios, y lo que se están ahorrando por un lado se está gastando por el otro.
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