El ingreso hospitalario deja de ser tan traumático, cuando el paciente se rodea de todo cuanto necesita para intentar hacer su estancia más llevadera. Lo que ha pasado a ser "su habitación" por unos días, adquiere un aspecto más personal y familiar de manera que el paciente se siente más cómodo a pesar de estar rodeado de aparataje, sueros y profesionales sanitarios que entramos y salimos a todas horas.
Cada vez es más frecuente ver a un tipo de paciente que se aisla en su micromundo y vive el proceso de hospitalización de otra manera.
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